lunes, 30 de mayo de 2005

La exploradora de la marginalidad

Poeta tan lúcida como deslumbrante, Audre Lorde construyó su ser amarrando vertientes que en el papel eran opuestas, que contribuyeron a erigir su personalidad. Audre Lorde fue una escritora prolífica, que no temía explorar las marginalizaciones producto de una sociedad que teme a lo diferente.


Audre Lorde (1934-1992) se define a sí misma como una “madre poeta feminista lesbiana”, esto porque construyó su identidad basándose en la relación de perspectivas que en apariencia son completamente opuestas e incompatibles. La temática de su poesía exuda una suerte de frenetismo, en el que se expresa el amor, el orgullo, la rabia, tanto por su opción sexual, así como el olvido de la gente y la consecuente lucha por sobrevivir, resultando de toda esta simbiosis una poesía revela una esperanza por una mejor humanidad, sin abandonar un compromiso con la verdad, “siento que tengo un deber de decir la verdad tal como la veo y compartir no solamente mis triunfos o aquello que se siente bien, sino también el dolor, el intenso, y muchas veces irreducible, dolor”.Audrey Geraldine Lorde nació en Nueva York hace setenta años, hija de Frederic Byron y Linda Belmar Lorde, dos inmigrantes antillanos, que deseaban volver a su tierra natal, pero la Depresión dijo otra cosa. En su niñez, Audre era una niña callada y tan corta de vista que podía ser considerada legalmente ciega. Pasó su infancia en el Harlem de la Depresión, siempre escuchando los relatos maternos de las Antillas. A la edad de cuatro años aprendió a hablar, al tiempo que aprendía a escribir. Su madre se encargaba de esta enseñanza, y en estos menesteres, a Audrey no le gustaba la cola de la “y” que colgaba al escribirla, por lo que desde entonces la omitió de su nombre. Este episodio demuestra la importancia de individualizarse que existía en la pequeña Audre, aspecto fundamental desarrollado en su escritura posterior.Alentada por la “relación secreta” de su madre y las palabras, Audre Lorde empezó a apreciar la poesía, y también a utilizarla como medio de aproximación a los demás. Ante la pregunta de cómo se sentía, Audre respondía recitando un poema, los que se adquirieron una importancia en términos de “supervivencia y vida”. “Amo la poesía y las palabras, pero lo que es bello tenía que servir al propósito de cambiar mi vida, o de lo contrario habría muerto, si no puedo ventilar el dolor o alterarlo, éste me mataría”, explica.Para Audre Lorde este enfrentamiento cara a cara con el dolor, y aprender de él era una característica muy distintiva de lo africano, y precisamente desde esta vertiente se manifiesta lo mejor de la literatura afroamericana. Educada en escuelas católicas enfrentó diversas formas de racismo, el paternalista y el directo y hostil. En la escuela secundaria descubrió entre sus compañeras una “hermandad de rebeldes”, que constituyeron una cofradía para Audre porque también eran poetas. Ya había escrito su primer poema, una respuesta al aislamiento y las estrictas reglas a las que era sometida por sus padres. La poesía dejaba de ser un vicio clandestino sino que pasaba a ser parte de las tareas y esfuerzos cotidianos.Entre 1954-59, Audre Lorde asistió al Hunter College, mientras estudiaba, subsistía con una variada gama de empleos, desde ghost writer a técnica de rayos X. Pasó un año en México, período de renovación y afirmación, y también de confirmaciones, tanto en el terreno artístico, como poeta, y también en lo personal, asumiendo su lesbianismo. De vuelta en Nueva York, Lorde trabaja como bibliotecaria, continúa escribiendo y se une a los círculos culturales gay de Greenwich Village. A pesar de esto, se casó con el abogado Edward Ashley Rollins y tuvo dos hijas.Paralelamente la poesía de Audre Lorde empezaba a encontrar espacios de publicación. Uno que le abrió las puertas fue el poeta Langston Hughes, quien en su antología New Negro Poets, de 1962 incluyó poemas de Audre Lorde, poemas que también aparecieron en antologías extranjeras, así como en revistas literarias negras. En los años sesenta Audre Lorde también se involucra en movimientos sociales, feministas y anteguerra. En 1968 Audre se convierte en profesora, al ser poeta residente en el Tougaloo College, en Mississippi. Esta experiencia cambió la vida de Audre Lorde, que ve las experiencias de escribir y enseñar como “formas de explorar lo necesario para sobrevivir”.En este año también se publica su primera colección de poemas, The First Cities. Este libro sobresalió por ser una variación refrescante de la poesía afroamericana que se venía escribiendo hasta entonces, de tono confrontacional. A pesar de no luchar directamente por la causa de color, Audre no se desliga de ella ni la traiciona. Cables to Rage (1970) fue su segundo volumen, y se centra en la maternidad, el amor y la dificultad de criar niños. En el poema “Martha”, Audre Lorde valida su homosexualidad, a la par que entrega la voz a este grupo marginado. En esos años de lejanía en Tougaloo, y sazonado por hechos como las muertes de Martin Luther King y Robert Kennedy, Audre Lorde se da cuenta de lo efímero de la existencia, y de que ya no hay más tiempo que perder, esto se ve en su segundo libro, donde se establece que el arte tiene la función urgente de cambiar, si no destruir, los patrones destructivos. Cables to Rage está alentado por la ira hacia el racismo y el sexismo que marcaron la historia de los Estados Unidos. Los poemas del libro exponen los temas que Audre Lorde manejó en su escritura a lo largo de toda su vida, la rabia, la violencia, los silencios deshonestos, fe en el amor y los sueños, la esperanza en medio del dolor y la pérdida. Las imágenes sugieren la renovación, el cambio, el desecho de apariencias viejas, representadas en el cambio de piel de los reptiles, o la metamorfosis de la oruga en mariposa.Su siguiente volumen From A Land Where Other People Live (1973), demuestra un crecimiento personal, además de un desarrollo poético y una ampliación del espectro de su mirada de la injusticia y la opresión mundiales. Su mirada se ha vuelto universal. New York Head Shop and Museum (1974) contiene su poesía más radical, en un viaje visual por una decadente Nueva York. Coal (1976) es el primer volumen publicado por una editorial masiva y compila sus dos primeros libros, al tiempo que esta antología significa su asociación con la poeta Adrienne Rich, que la introdujo a una audiencia blanca amplia.The Black Unicorn (1978) es su obra maestra. Libro complejo que recrea la diáspora africana, construyendo una mitología para basar sus temáticas habituales: maternidad, orgullo racial y espiritualidad. Audre abre los mitos africanos a los lectores americanos. Los años 80 encuentran a una Lorde cambiada tras una mastectomía y el diagnóstico de cáncer de hígado. Our Dead Behind Us (1986) revisa su poesía y entrega trabajos nuevos, pero ya demostrando una maestría totalmente aflatada.The Marvelous Arithmetics of Distance- Poems 1987-1992 (1993) fue el último libro de Lorde, editado de forma póstuma, pues falleció en 1992 en St. Croix, deseando que este volumen final “estuviera lleno de restos de luz lanzados desde la tensión entre los desiguales, porque ése es el verdadero material de la creación y crecimiento”.Antes de morir, Audre Lorde fue bautizada con el nombre africano Gambda Adisa, que significa “guerrera que hace saber su significado”. Las palabras sobran.

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