jueves, 30 de junio de 2005

El entusiasta de la familia

Jorge Edwards (1931) nos ilustra con su última obra, “El inútil de la familia” (Alfaguara, 2004), dedicada a su díscolo y genial tío Joaquín Edwards Bello, una obra que desde hace años el autor de “Persona non grata” y “El museo de cera” quería escribir. Basta con revisar la entrevista que tuvo hace unos años en “La Belleza de Pensar”. Sin embargo, de entrada, Jorge Edwards se nos pasa de revoluciones, y se pone descuidado. Se despacha esta frase: “No está demás agregar que (Edwards Bello) fue Premio Nacional de Literatura y Premio Nacional de Periodismo, el único caso en la historia de las letras chilenas en que ambos galardones recayeron en la misma persona”. El lector mínimamente letrado (o que no se haya quedado dormido en clases de castellano) notará el grosero y vergonzoso olvido que el autor tuvo respecto de cierto literato llamado Daniel de la Vega; no sólo doble, sino que triple coronado de las letras chilenas (Literatura 1953, Periodismo 1962 y Teatro 1963). Un segunda edición reclama a gritos un prefacio corregido.Claramente, Jorge se nos entusiasmó más de la cuenta.Superado este impasse el texto fluye como suele fluir la prosa de Jorge Edwards. Esto es, el revival de los hechos históricos (ya sean las andanzas del autor con Neruda, las extrañas vicisitudes de Toesca o el recuerdo del tío favorito). Encarar este texto buscando revivir los textos de Joaquín (usaré el nombre de pila de ambos para diferenciarlos, con todo respeto) es un error, mejor buscar la prosa de Jorge, la del dibujo y la pincelada llena del sabor local del Santiago de buena parte del siglo XX, ese que Joaquín combatió, criticó y finalmente conquistó con sus crónicas, y a su vez en el que el sobrino vive hoy. Jorge tiene la virtud de haber transformado a Joaquín de personaje en persona, es decir, aterrizarlo, desembarazarlo de ese romanticismo y entusiasmo desmedidos (que el propio Jorge no dominó en el prólogo) que generó el dandy dilapidador de fortunas, la “oveja negra” de una familia de rancia aristocracia que no siguió el destino predeterminado e inflexible que los “niños bien” tenían en la época de Joaquín.Jorge Edwards señala que no pretende hacer crítica literaria formal, pero en gran medida, la hace, pues los capítulos de la novela, cruzados de anécdotas y de personajes (que van desde las gordas jamonas que hacían las delicias del cachondo a Joaquín hasta personajes actuales, deslumbrados por el cronista de La Nación, como Rafael Gumucio, el “memorialista prematuro”), son también comentarios –no poco sustanciosos- a la obra de Joaquín, a la vez que son anecdotarios de la fauna literaria que pululó alrededor de Joaquín. Jorge Edwards crea una obra maciza, rica en personajes y anécdotas, amena y a veces turbulenta, como lo fue la vida de su querido y admirado tío Joaquín.

Jorge Edwards
“El inútil de la familia”
Editorial Alfaguara, 2004, 358 págs.


*Originalmente publicado en el Periódico Plan B, N° 35, 2 de diciembre de 2004

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