jueves, 30 de junio de 2005

Ni corto ni perezoso

En silencio, casi pidiendo permiso, Alberto Fuguet ataca nuevamente con un nuevo libro, “Cortos”, un conjunto de relatos que evidencia el supuesto “cambio de giro” del autor hacia el cine. Cambio que en realidad no es tan rimbombante como la contraportada del libro lo anuncia, aunque sí ha variado el esquema que nos ilustró con títulos como “Mala Onda” o “Sobredosis”. Fuguet ha querido acercarse al Paul Auster de “Smoke”, (incluso cierta tipografía usada es similar al filme de Wayne Wang), y si bien hay un buen trecho entre ambos, estos cortos tienen sus virtudes.Dentro de sus cojeras, destaca la compulsiva y majadera manía que tiene Fuguet de poner en boca de sus personajes máximas, frases para el bronce, refranes improvisados y otros lugares comunes ("No es necesario recorrer el mundo para encontrar tu lugar", "es mejor un tolerante egoísta que un solidario intolerante", "no importa lo que estudias sino aquello en que te conviertes"), que ciertamente no le hacen bien al relato. Pero cuando sale del sermón, el volumen fluye de buena forma, con relatos que van desde el gore -ya que estamos en el cine-, de un compañero que le estallan los globos oculares, el pelambre rancio del mundillo periodístico, un delirante viaje por Nuevo México, una entrevista a un surfista con una vida trágica, entre otras.Fuguet se desnuda en este volumen, y deja a la vista sus raíces, esas del “Vitacura profundo”, y da la impresión que ya ha dejado atrás las vicisitudes de sus inicios (aquellas que Valente destrozó en una carnicería ya legendaria), y se ha metido de lleno en el mundo del cine. Pero ojo, a no engañarse, este libro sigue siendo un libro, sigue siendo la esencia del Fuguet clásico, un cuenta cuentos decadentes, un cronista vilipendiado, un culturalista pop, que en esta ocasión nos entrega su trabajo más interesante.

Alberto Fuguet
"Cortos"
Editorial Alfaguara 2004, 319 págs.

*Publicado originalmente en el Periódico Plan B, N°33, 4 de noviembre de 2004

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