sábado, 11 de marzo de 2006

Por todos los dioses


Chile y el mundo conocen a Julio Carrasco (Santiago, 1969) por las incansables aventuras que protagoniza en el colectivo Casagrande, las que lo han llevado a departir en el cenáculo televisado de Cristián Warnken hasta irrumpir con poesía en los espacios aéreos de La Moneda, Dubrovnik (Croacia) y Gernika (España), animar fiestas y eventos culturales con la no poco esforzada banda musical “Los Muebles” y entre todo aquel jaleo, editar un libro de poesía. A la vista de tan variopinto currículum (bombardear primero y publicar después) da la impresión de que Carrasco hace las cosas al revés, pero como no hay un derecho en estos temas, mucho no importa.
Lo que sí importa es su segundo libro Sumatra (Ed. Tácitas, 2005), un libro que ya de entrada agrada por su correcta, ordenada y atractiva edición, corrección a la que nos tiene bien acostumbrados la gente de Ediciones Tácitas. Un botón de muestra es que libro tiene índice, algo hoy es un lujo, cuando debería ser una obligación.
Yendo a lo realmente importante, los poemas, se observa cómo Carrasco es un heredero claro de las grandes líneas de nuestra poesía, especialmente aquella más presente, la de Enrique Lihn, con guiños a Parra y su víbora. La poesía de Julio Carrasco está macerada por ésta y otras fuentes, la paciencia cruza a este volumen, la poesía que contiene se nota que posee el don de la paciencia, la reflexión y la mesura de lenguaje, que felizmente, no hace pálidas a las imágenes, sino que, muy por contrario, las dota de un aplomo que se aplaude.
Carrasco invoca a todos los dioses, prende velas en todos los altares, dialoga con lo absoluto, pero se las arregla para incluir su libro poemas de singular ternura, como el que abre el libro, y otros totalmente desprovistos de ella. Pero también salpimienta con versos propios de las crónicas coloniales, y según la mayoría de los títulos, nos hace relación de su forma de ver el mundo, recordando el Siglo de Oro, pero también a Bertoni.
Carrasco nos pasea por su vida hecha poesía, con sus ocasionales ataques de neurastenia, con sus consultas a las bellas maldiciones del Deuteronomio, replicando asquerosas postales navideñas, recibiendo de buen grado la bendición de los mendigos, y de no tan bueno las del dios cristiano, rebosando de júbilo en prostíbulos de barrio alto, quedándose inmóvil con la vista en el infinito. En fin, diciéndonos que los bombardeos y performances valen, claro, pero que los libros sólidos, bien escritos y bien editados, valen también y harto.


Julio Carrasco
“Sumatra”
Ediciones Tácitas, Santiago, 2005, 63 págs.




*Publicado originalmente en El Periodista N° 100, 10 de marzo de 2006

2 comentarios:

Die Walküre dijo...

Me agrada pasear por aquí y hallarme esta sorpresa...Julio Carrasco incansable...nosotros insaciables...
He leido algunos fragmentos de su poesía y me agradan bastante.
Además sus ideas y participación hacen de él un personaje aún más reconocible,infaltable...
Espero tener pronto en mis manos Sumatra...de eso no habrá duda.
Gracias por la visita y la información
Auf Wiedersehen!

Jorge Enrique Díaz Pérez dijo...

http://malasya.blogspot.com/