viernes, 7 de abril de 2006

Nuestro Pepe Grillo ataca de nuevo


La poesía de Claudio Bertoni (Santiago, 1946) tiene una cualidad que la hace indispensable en nuestras bibliotecas. Es necesaria pues es un vivo retrato nosotros mismos, de nuestros pensamientos y pulsiones, de nuestros miedos, desconfianzas, frustraciones y pequeños triunfos. Sucede así cuando Bertoni anhela culos y tetas de colegialas con una melancolía y franqueza que es de una simpleza engañosa; así como cuando enumera a todos sus fantasmas sentado en la cuneta, flirteando con Edgar Lee Masters, cuando juega pimpón con Henry Miller, hace de las suyas con Cecilia Vicuña y la Tribu No, o colecciona zapatos o palitos en su exilio conconino.
Jalonan la obra de Bertoni no la cachondez ni la enumeración detallada de una vida de barrio que se fue, sino esto y todo lo demás, es decir, la consistencia de una obra viva de un observador agudo y sin ambages, como lo es su autor. Esa consistencia se puede apreciar de primera mano en la antología Dicho sea de paso, que ha salido al ruedo bajo el alero de las Ediciones de la U. Diego Portales. El volumen no solamente vale por ser una compilación que faltaba, sino también por la impecable edición, prologada por el comelibros Álvaro Bisama. Solamente los rescates como el notable Sentado en la cuneta, o el legendario Cansador Intrabajable, hace que el volumen valga por sí solo. Sin duda uno de los aciertos editoriales de lo que va corrido de 2006.
Algo que queda claro en este libro es que Bertoni nunca ha abandonado ese lugar en la galería, con Parra y Lihn a un par de asientos de distancia, ese lugar que lo erige como una suerte de Pepe Grillo de nuestra poesía, una conciencia arraigada en la calle, con jumpers lejanos, espiritualidades, decepciones intelectuales, fuentes de soda, hipocondría, salpimentada con sofisticación, y, más que nada, poesía exacta y poderosa, oxigenadora, golpeadora y tragicómica, siempre sostenida en un equilibro precario, o como loro en el alambre, si se quiere. Decir que Bertoni retrata de plano lo nacional, o que es un fiel representante del hombre chileno, sería caer en el mal gusto. Pero la tentación es grande. Mejor es acercarse a la librería más cercana y echar mano esta propicia antología de Claudio Bertoni, que, cual película de matiné, hará reír y llorar a sus lectores, pero no les dará un final feliz.



Claudio Bertoni
“Dicho sea de paso”
Ediciones U. Diego Portales, Santiago, 2006, 215 págs.



*Publicado originalmente en El Periodista N° 102, 7 de abril de 2006

5 comentarios:

Fleur du mal dijo...

Ummmm malo malo, creo que no puedo opinar mucho al respecto porque no he leido nada de él, pero me llamó mucho la atención una frase que escribes: "con una melancolía y franqueza que es de una simpleza engañosa" y me pregunto si estas la franqueza o melancolía pueden serlo.
Me voy con tarea para la casa: un autor más para conocer.

Oruga dijo...

un placer que me hayas visitado...
un placer venir a visitarte, desde hoy lo haré más seguido

besos revueltos

Niño_gato dijo...

Bertoni, puede escribir lo que sea, siento que es de una genialidad soprendente, aunque lo prefiero muchas veces de fotografo, sus ultimos trabajos a veces me asustan pero me gustan igual, es extraño, pero despues de "Ni Yo" no podra escribir nada mas monumental, siento ke esa es y fue su gran obra, pero lo ke mas le envidio es su maravillosa historia de amor (con fotos, performances, y poemas dedicados entre ellos) con la poeta mas sorprendente de este pais, Cecilia Vicuña, ke me parece maravillosa.

saludos.

TantoGusto dijo...

Te confieso que yo te tenía prejuicios de Bertoni. Decía yo y mis preconcepciones "este tiene tanto fan cuiquito devenido en engrupido que te lo lee así como de ida y vuelta de la playa o el campo que obviamente alguien como uno no DEBE leerlo". Y fíjate que como una heroína de la Austen yo cambié mi idea, mi mente diría aglosajonadamente, que no me queda porque ya sabrás que yo soy mapuche gótico.
La lolita el uniforme, el coqueteo chusco. Bueno Bertonio, yo que no te leo poesía y apenas te leo.

Tantos saludos
TG

Fleur du mal dijo...

El otro día me acordé de ti y de este artículo porque llegó a mis manos "harakiri" y me puse a hojearlo ... y una hora y media después lo solté habiendolo leido entero: simplemente me encantó!!

saludos!