viernes, 13 de julio de 2007

Nada más que la verdad

Si hubo alguien que capitaneó la intelectualidad occidental fue Susan Sontag (1933-2004), conspicua pensadora, ensayista, cineasta y activista estadounidense (más específicamente de Manhattan), fallecida hace dos años y medio. Hoy, la editorial Random House Mondadori nos presenta “Al mismo tiempo”, una serie de ensayos, introducciones y discursos de aceptación de algunos de los varios premios que jalonaron su eminencia intelectual.
Algo sucede cuando nos acercamos a personalidades como Sontag. Una vez superada la clara noción de estar frente a un peso pesado intelectual, producto de infinitas ávidas lecturas, y de la habilidad indispensable de vincular acontecimientos actuales y pensamientos punzantes, nos encontramos de frente con el ser humano que denota su hambre de conocer, de saber más, de humanizarse. Estos escritos son una muestra de aquello a lo que Susan Sontag consagró su vida, la persecución del conocimiento como estética, es decir, saber más para ser mejores.
De este volumen póstumo, destaca el ensayo que Sontag publicó en la revista The New Yorker, cuando el horror del 11 de septiembre de 2001 estaba aún muy fresco en la mente de los estadounidenses. En este escrito pone en entredicho el que los ataques a Nueva York hayan sido a “la libertad” o al “mundo libre”, señalando que eran la consecuencia de los actos de alianzas específicas que Estados Unidos había hecho. Así era Sontag, directa, fuerte, dura en casi todo momento, pero pocas veces desacertada, lo que naturalmente le granjeó tanto adeptos como enemigos.
Pero también este volumen no pasará inadvertido para los escritores, pues más allá de lo que se pueda decir de la narrativa de la propia Susan Sontag (una novelista fallida, muy a su pesar), sí es indiscutible que sabía bastante acerca de los lineamientos y proyectos de la literatura actual. Una píldora de su lucidez: “los escritores serios no sólo deberían expresarse de forma diferente del discurso de los medios de comunicación de masas, sino que deberían oponerse al zumbido comunitario de las noticias y los talk shows (…) los escritores deben liberarnos, estremecernos”.
Puede resumirse el afán intelectual de Susan Sontag en deseo irrenunciable de sacar a flote la verdad (término espinudo como pocos). Pero más que entrar en bizantinos debates acerca de qué puede ser la verdad, en el caso de Susan Sontag es sinceridad, expresada con una impecable elocuencia. Todo al mismo tiempo.



Susan Sontag
“Al mismo tiempo”
Ed. Random House Mondadori, Barcelona, 288 págs.



*Publicado originalmente en El Periodista N° 132, 13 de julio de 2007

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