martes, 9 de septiembre de 2008

Las cajas chinas de Lihn

En los últimos años, la industria editorial chilena ha convertido a la obra de Enrique Lihn (1929-1988) en una especie de set de cajas chinas. Cada vez que se destapa un nuevo libro de Lihn, aparece otro que estaba guardado, que estaba oculto. Ya en poesía, las ediciones de la Universidad Diego Portales y otros sellos, como Universitaria, se han encargado de renovar y repoblar el bosque literario con esos milenarios robles lihneanos, que son lo mejor de nuestra foresta poética. En ensayo LOM publicó hace un tiempo ya, el importantísimo “El circo en llamas”, la recopilación de crítica literaria de Lihn, editada por Germán Marín.
La contraparte del “circo” hoy es “Textos sobre arte”, editado por el antedicho sello de la UDP, y que pone al alcance del lector la crítica sobre arte que el autor de “La pieza oscura” realizó durante más de tres décadas, hasta poco antes de morir. La sobria, elegante y contundente edición, a cargo de Adriana Valdés y Ana María Risco, es, como lo señalan las propias editoras, “un texto esperado” (anunciado como una especie de “Pedrito y el lobo” por Pedro Lastra y la propia Ana María Risco), pero además es un texto importante, quizás como todo lo que produjo Lihn a lo largo de su variado trabajo escritural, que en esta ocasión nos devela además a un autor bien preocupado sobre el cine, un agradable plus que ennoblece el conjunto. Cabe señalar también que este libro es el primero de la colección “Pensamiento visual” de las Ediciones UDP, las que siguen creciendo con singular empuje.
Los artículos compilados en “Textos sobre arte” dan cuenta de un observador agudo, pero que no complaciente con la labor artística reseñada. Enrique Lihn no es un voyeur medio extasiado o medio adormilado por la gracia etérea del arte observado o un espectador hiperventilado por estar en el epicentro del arte chileno (algo tan cool que marea a varios), ni mucho menos. Lihn se pone el overol y trabaja lo que mira, lo trabaja con la mente, lo acomete por todos los costados. Como resultado, obtenemos un corpus agresivo, pero asertivo, detallista y concienzudo, compuesto en un período histórico muy particular, tensionado y oscurecido en uno de sus tramos (huelga decir cuál). Lihn, como un animal social tremendamente adscrito a sus circunstancias, absorbe y refleja esas tensiones. Los lenguajes de una época son desautorizados posteriormente, lo que otorga otro valor al libro, el ser una bitácora formativa del Lihn crítico, donde varía el tono –impetuoso y arrojado en un inicio, escéptico y algo burlesco de sí mismo hacia al final, como no podía ser de otra forma con Lihn-, porque la agudeza es denominador común de todo el conjunto. Este libro es, entre tantas cosas, la entrada en gloria y majestad de Enrique Lihn al cuadro mayor de los analistas de arte en Chile, esto porque ahora estos textos tienen un domicilio conocido, al que mucho podrán (y ojalá debieran) asistir. Antes que circular en un circuito reducido, conocido por una cierta elite, hoy estos escritos son parte de un dominio público que los pone a mano. De seguro no será la última novedad editorial que surja sobre el autor, pues este 2008 señala el vigésimo aniversario de su desaparición, pero será difícil que sea de igual calibre que esta artillería pesada del pensamiento de Enrique Lihn.


Enrique Lihn
“Textos sobre arte”
Ediciones UDP, Santiago, 2008, 563 págs.






*Publicado originalmente en El Periodista N° 156, 9 de septiembre de 2008

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