domingo, 9 de noviembre de 2008

Rumiante superstar

Al leer “La vida de una vaca” (Planeta/Seix Barral, 2008), tercer libro del periodista chileno Juan Pablo Meneses (Santiago, 1969), viene a la mente un sketch del inclasificable y genial actor argentino Alfredo Casero, en el que las hacía de un lector de noticias que debe improvisar en cámara, ante una falla técnica que quema todas las notas del informativo. La primera cosa que a Casero se le viene a la mente es hablar del asado, “una pasión nacional que nos deja atónitos y que siempre estará en el corazón de los humanos”. El libro de Meneses –célebre desde que acompañó a Los de Abajo y sufrió la paliza que les dio la policía argentina en la Libertadores 1996 en cancha de River-, es, quizás, la documentación de esa pasión nacional, de algo que está en el corazón, mente y billetera de los argentinos, un estilo de vida que tiene alcances insospechados, y que van mucho más allá de un pedazo de carne bien jugosa.
Antes de entrar en el texto, cabe hacer alcances formales, bastante llamativos dados la calidad de la pluma del autor y el abolengo de la casa editora. La cantidad de faltas de ortografía, gazapos, y frases mal redactadas es sorprendentemente alta, lo que desde luego es una falta bastante fea, sobre todo ante un autor que ha concebido un texto con un estilo depurado, ágil, sustancioso y entretenido. La labor de edición simplemente no estuvo a la altura. A propósito, el 24 de octubre de 1929 cayó jueves.
El libro cuenta la historia de “La Negra”, una vaca que Juan Pablo Meneses adquirió en Argentina (país donde vive desde 2002) por 70 dólares, para seguir de cerca la evolución del vacuno, el cual, multiplicado por millones, son el émbolo que regula la vida económica y social de nuestros vecinos allende los Andes. En los tres años que el reportero dedica a la investigación, hace un análisis a fondo al peso que tiene la carne para los argentinos, país que eleva al lomo a la altura del fútbol o el tango, y en el que la variación del precio del kilo de asado puede botar a un gobierno de la Casa Rosada.
“La vida de una vaca” es del todo representativo de lo más granado del género crónica, que en el continente latinoamericano pareciera estar floreciendo con singular fecundidad, no sólo por la pasta que muestran los cronistas -corresponsales freelance que han superado las “muletillas” Bukowski o Hunter Thompson, con pantalones largos, la maleta empacada y el pasaporte siempre a mano para partir a donde sea que la historia los guíe-, sino también por el surgimiento de revistas (como Gatopardo, SoHo y Etiqueta Negra, entre otras) y editoriales que dan cabida al trabajo de los periodistas portátiles (como se autodenominó Meneses).
El autor ha creado un libro digno de ser parangonado con la mejor crónica, que no es otra cosa que el feliz y balanceado cruce entre una escritura elegante, sutil y provocativa y una investigación original y concienzuda, plena de datos, información, entrevistas. Un trabajo reporteril transformado con habilidad y novelado con una capacidad singular, a lo que se debe sumar aquellas delicias del periodismo del siglo XXI, la instantaneidad y ese plumazo borrador de fronteras: Internet. Meneses no solamente sembró las revistas latinoamericanas de crónica con las vicisitudes de su rumiante, sino también el crecimiento de “La Negra” pudo ser seguido en tiempo real gracias a las constantes actualizaciones de un blog destinado a tal propósito, donde la principal interrogante –si la vaca terminaría sus días sobre las brasas o pastando hasta la muerte-, fue el gancho que pescó a todo un continente, sacando ronchas entre los vegetarianos recalcitrantes, aguando las bocas de los parrilleros angurrientos y corriendo el velo a una sociedad farsante ante el cotidiano carneo de reses.
Sobre el fin de la vaca, nadie sabe nada a ciencia cierta. El libro no revela su fin y la deja pastando en los campos de La Plata. En un diario colombiano trascendió que “La Negra” se transformó en sabrosos bifes. Nada de esto importa, el juego admite estas y todas las hipótesis, pero lo realmente trascendente es el gran trabajo periodístico de Meneses, notable en el texto, soberbio en los efectos en los lectores. Quedan un gran libro y un hecho harto novelesco: Latinoamérica estuvo pendiente de una vaca pastando.


Juan Pablo Meneses
“La vida de una vaca”
Planeta/Seix Barral, Buenos Aires, 2008, 234 págs.


*Publicado originalmente en Dossier N° 7, octubre de 2008

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