sábado, 19 de enero de 2008

El poeta atómico

El caso de Mario Markus (Santiago, 1944) biofísico que –como no podía ser de otra forma-, ejerce la ciencia no en Chile, sino que en el Instituto Max Planck, en la ciudad alemana de Dortmund, es uno más de los felices episodios en que sesudos hombres de números, fórmulas y teoremas, optan por utilizar el lado opuesto del cerebro.
Dar un paseo por la biografía de Markus impresiona, encandila. Hasta puede llegar a conquistar los románticos corazones, impresionables por la proeza de tender un puente entre ciencia y arte (hemisferios tan divorciados, supuestamente), para encontrar, en un ejercicio ya algo manoseado, las respuestas que ni las ecuaciones más pintadas pueden explicar.
El entusiasmo que el autor exuda, esa curiosidad insaciable, ese “estar moviéndose” de forma constante (como se puede leer en el profuso archivo de prensa existente en la web del físico) son ingredientes adicionales para que tengamos en Mario Markus a un personaje de tomo y lomo, cuyas “locuras” (como teletransportar seres humanos) son susceptibles de ser publicadas en las biblias científicas de hoy, como lo son las revistas Nature y Science.
Pero hoy llega a nuestras manos algo bastante más aterrizado. Se trata de “Punzadas” (LOM, 2007), primer poemario de este versátil personaje, que ya antes había incursionado en la traducción de poetas chilenos al alemán y el cómic novelado de ciencia ficción. El conjunto -prologado por Raúl Zurita, por supuesto-, desnuda el frenesí de su autor, tanto así que se nota con un poco de exceso el uso de recursos poéticos y neologismos de tufillo vallejiano. Tanto así que Markus se esfuerza, por momentos, en dejar claro que conoce los tropos, pero lo hace de forma tan manifiesta que le quita espontaneidad al texto, lo que en poesía es algo así como la tarjeta amarilla en fútbol. Para decirlo de otro modo, nunca es recomendable ser más papista que el Papa. Esto se desmejora, si tenemos en cuenta que los temas del libro no son otros que aquellos sobre los que se ha escrito poesía desde tiempos inmemoriales, a saber, la muerte.
Sin embargo, Markus logra resarcirse, porque claramente vive en un universo donde todo lo fascina, y del que no quiere perder detalle, ni dejar pasar las interconexiones misteriosas entre todas las cosas del mundo, y de ese denodado esfuerzo por transmitirle ese asombro al lector, algo queda. Esto se traduce en ciertos versos de ingenio, ciertos pasajes destacables e interesantes, complementados con que el autor es un hombre que conoce sus mitos y leyendas, y que por momentos puede plantear un buen diálogo con Pablo de Rokha. Botón de muestra, del arte poético-científica de autor: “Todo se recoge/ de un más allá que está adentro./ Y no son dos dioses/ sino uno, o ninguno,/ que parece/ estar lejos”.
Para Mario Markus ahora queda por delante el mismo desafío que tienen ante sí los poetas aficionados, que los traicionan las ganas de transformar en palabras el pecho henchido y el exceso de revoluciones: la práctica, el perfeccionamiento, el descubrimiento de lo sutil, de lo simple, la forja del oficio necesario, para que los poemas estén compuestos con una expresión refinada, destilada, sin ripios, bien puntuada, lo más pura posible, sin importar tenor o tema. Labor casi tan compleja como escanear a un ser humano y mandarlo por email.


Mario Markus
“Punzadas”
LOM, Santiago, 2007, 89 págs.



*Publicado originalmente en El Periodista N° 144, 18 de enero de 2008