viernes, 4 de diciembre de 2009

Carlito’s way (o el arte de mandarse cambiar)

El momento literario nacional pone a “Missing, una investigación” (Alfaguara, 2009), última entrega del escritor y cineasta Alberto Fuguet (Santiago, 1964), en el centro del escenario. Ya antes el autor de “Mala onda” había estado en el choque de las placas tectónicas, había sufrido los vilipendios del respetable, chanzas que corrían casi paralelas a la formación del núcleo de adeptos que acogieron de entrada a Fuguet y su spanglish nervioso, sus correrías piscoleadas por el deep Vitacura o por las carreteras tierrosas del tierroso oeste gringo, su desencaje -geográfico e idiomático- en un país como Chile, al que parece todavía no acostumbrarse del todo, que le causa cierta urticaria por momentos, pero al que igual se vuelve con cierto regocijo, con cierta mirada de esperanza, de que algo se puede hacer.

Recientemente asistimos al ejercicio de ciertos autores que se meten con todo en sus libros, a saber el estadounidense Bret Easton Ellis y el argentino Juan Forn, que se instalaron en sus textos, perdiendo cierto pudor, o más bien tomando en propia mano el asunto siempre urgente de saldar cuentas pendientes con el pasado. En el caso de Fuguet (que ya antes había metido un pie en la piscina autobiográfica) el resultado es “Missing”, un texto que se resiste –saludablemente- al encasillamiento genérico, y que entre sus virtudes destaca por tener una vitalidad patente. La historia trata sobre la pesquisa que emprende Alberto Fuguet de su tío Carlos Fuguet (“la oveja negra que toda familia parece o necesita tener”), quien un buen día decide cortar lazos con todo conocido, divorciándose del hogar como cobijo, renunciar a su sangre, y mandarse cambiar sin más, con el horizonte por toda perspectiva.

La pérdida se transforma en obsesión para Fuguet, y en “Missing” esa fijación es la propulsión que lleva a que el autor no solamente a embarcarse en la búsqueda de ese tío que se fue 30 años antes, sino también de paso revisar, sin chapas ni personajes, toda una biografía familiar que tiene más miserias que episodios felices. En un gesto de arrojo, Fuguet arremete con una familia que tiene más deméritos que generosidades, diluyendo una institución que sólo sobrevive intacta en los sermones dominicales o en las series de televisión. Valiente Fuguet porque tiene cojones para poner en el banquillo a su clan, y de paso mirarse él mismo en el negro espejo que implica ser parte de un grupo humano donde la malquerencia (rasgo triste del que el abuelo de Fuguet, padre de Carlos, es el exponente más tremebundo) le gana terreno a la fraternidad. La herida más profunda de la familia es Carlos, quien tras discutir con su agrio padre, decide irse, no para probar fortuna con una sonrisa de beatífica ilusión en el rostro, sino para simplemente no estar, para dejar de estar ahí, borrarse de ese vórtice de dolor puertas adentro que fue el hogar paterno.

Aún cuando este libro mantiene uno de los rasgos distintivos de la prosa fuguetiana, este es, la tendencia a generar frases para el bronce -“cuñero”, más simplemente-, es del todo posible señalar que Alberto Fuguet gana su apuesta literaria más grande (que no tiene “nada de arte, nada de metáforas”). Fuguet se la jugó en un libro que también es recorrido por la duda (de hecho el germen es una crónica para la revista Etiqueta Negra, que el autor fue renuente en confeccionar; y el mismo libro es una empresa que puede capotar en cualquier momento), por la inseguridad, por un poner todo sobre la mesa y esperar ver cómo caen los dados. Alberto Fuguet sale de este túnel del tiempo galvanizado por la confección de un libro macizo, vital, inquieto, y que sin duda se alza como una de las cumbres de su obra.

Alberto Fuguet
“Missing (una investigación)”
Ed. Alfaguara, Santiago, 2009, 386 págs.

*Publicado originalmente en El Periodista N° 183, 4 de diciembre de 2009

1 comentarios:

Patricio Lillo dijo...

es bueno missing. pero me siento culpable. Por que?