viernes, 9 de julio de 2010

La rudeza de Carrasco

Si nos proponemos hacer un catastro de los mejores libros de poesía chilenos publicados en la década pasada, el nombre de Germán Carrasco (Santiago, 1971) estará dentro de los elegidos. Esto porque de su producción poética surgen cumbres como la tríada que componen “Clavados”, “Calas” o “La insidia del sol sobre las cosas”, libros de factura mayor y de incuestionable calidad. Los años posteriores a esas descollantes entregas poéticas nos arrojan a un Carrasco que optó por radicarse en Argentina y publicar en México, hasta que este año 2010 indica el regreso del autor de “Multicancha” a la edición en Chile, esto con su libro “Ruda”, editado por Cuarto Propio.
Los años no han pasado en vano sobre la poesía de Germán Carrasco. Si en esa trilogía mayor que reeditó a principios de la década pasada la editorial J.C. Sáez, hablamos de una poesía que se mueve con sigilo pero con atención, trabajada en sus imágenes elocuentes y en su palabra balanceada, lo que nos encontramos en “Ruda” es un lento desarreglo de ese panorama poético, un lento despeine de una poesía que hoy está más poblada de giros del lenguaje coloquial y de pequeños escupitajos a las estampitas sagradas de la poesía. Carrasco mantiene pleno dominio de sus facultades poéticas, conoce el lenguaje, sus posibilidades y sus giros. Asimismo el autor mantiene la oreja bien parada para absorber los discursos flotantes en la calle. Y mantiene también las fuentes literarias poéticas de las cuales se nutre, fundamentalmente la poesía estadounidense. Pero ahora suma estos menudos guiños malditos, estos cachamales que le pega a autores como Óscar Hahn (a quien pareciera detestar particularmente, como queda evidenciado leyendo los artículos que Carrasco publica en The Clinic), Raúl Zurita o sayos que le vendrían pintados a muchos poetas de generaciones posteriores, cachamales que, si el lector tiene la paciencia y tiempo suficientes, puede revisar en los blogs de los poetas jóvenes de hoy. Cosas de la web 2.0
Es probable que esa sea una de las claves de “Ruda”. Mantener y ampliar un registro poético ya generoso, pero esta vez con querellas de un poeta inconforme, que transforma su malestar respecto del “ambiente” en argumento de su nueva producción poética. La escritura de Germán Carrasco nunca fue ingenua, pero ahora se pasa al otro lado, y entra al ataque, con resultas como lo es “Ruda”, un libro más poluto, más manchado de cierta rabia, de cierto recelo.
Con todo, las antedichas impurezas están en minoría, y prima el oficio poético de Germán Carrasco. Gracias a esto es que se pueden ver textos como “Azaleas” donde la poesía vuela alto, robusta y contundente, o en pasajes como el que sigue: “la memoria es una almohadilla en forma de corazón/ en donde las costureras clavan agujas y alfileres// en la más nieve de las soledades”. Con versos así, basta y sobra.


Germán Carrasco
“Ruda”
Ed. Cuarto Propio, Santiago, 2010, 155 págs.

*Publicado originalmente en El Periodista N° 194, 9 de julio de 2010

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