viernes, 28 de mayo de 2010

Un charchazo a la ficción

Lo dijimos antes, lo repetimos ahora, y seguramente lo afirmaremos de nuevo en el futuro, la crónica y el perfil gozan de rozagante salud por estos días. En ciertas escuelas de periodismo, donde en el pasado el alumnado dormitaba la mona del carrete de la noche previa, al ritmo del sonsonete del profesor de redacción que daba la lata con infumables y naftalinescas anécdotas de la bohemia de la linotipia, hoy se enseña la redacción del perfil y se lee con fervor y recogimiento a Ryszard Kapuscinski y a John Lee Anderson.
En paralelo, crónica y perfil son de lo más granado que se edita por estos rincones del mundo. Sucede aquello con el volumen “Elogios criminales” (Mondadori, 2010), obra del periodista y escritor peruano Julio Villanueva Chang, quien, entre su sobrepoblado palmarés, ser fundador de Etiqueta Negra, revista de culto para periodistas inquietos, escritores establecidos, mercachifles de turno, escribidores aspiracionales y público ilustrado en general.
Este libro -de título algo extraño, digamos-, ya había sido editado el año 2009 por la editorial Planeta, tiene todo lo que se le puede pedir a un buen libro de perfiles: entretiene, nos acerca gente encumbrada en las alturas, o bien que ni sospechamos que existía; convierte lo ramplón de una anécdota en el oro puro del perfil, mediante el reporteo, el escarbar, la conversación, la averiguación inclaudicable.
Así, Jaime Gazabón, el dentista de Gabriel García Márquez cobra relevancia no porque le haya sacado muelas al Nobel colombiano, sino porque Villanueva ornamenta lo anodino que puede ser ir al dentista, con referencias a escritores y sus dentaduras. Más adelante, el autor convierte un rápido desayuno con Kapuscinski o el paso inadvertido del cineasta alemán Werner Herzog por la redacción del diario El Comercio de Lima, en joyas periodísticas. Le saca hasta la última gota de jugo a la anécdota, con un relato informado, reporteado e ingenioso.
El libro cuenta con piezas de más largo aliento, como las de Apolinar Salcedo, el alcalde ciego de la ciudad de Cali, o el chef Ferran Adrià, superestrella de la cocina mundial en su restaurante “El Bulli”. En ambas el autor nos hace parte de un mundo tan real como fascinante. Nos sienta en el despacho de una ciudad de violencia proverbial en Latinoamérica, o nos pone frente al cubierto de uno de los restaurantes más exclusivos del mundo. Mediante un periodismo cuasi intachable el zodiacal Villanueva Chang utiliza todos sus sentidos y los pone en el papel. Cinco sentidos muy alerta, un insobornable instinto del sabueso, que pesquisa la esencia de la naturaleza humana de quienes son objeto de su perfil.
Un aporte sin ambages este libro de Julio Villanueva Chang, escritura impecable, oficio a la vista, y tal vez un charchazo de la no ficción a su muchas veces equívoca prima hermana literaria.


Julio Villanueva Chang
“Elogios criminales”

Ed. Mondadori, Santiago, 2010, 249 págs.

*Publicado originalmente en El Periodista N° 191, 28 de mayo de 2010

viernes, 14 de mayo de 2010

Marzo y abril, antologías mil

El terremoto y maremoto ocurridos en Chile el pasado 27 de febrero, además de poner de rodillas a un país que creía avanzar a paso firme al Bicentenario, dejó una serie de damnificados. Uno de ellos fue la lengua española, puesto que el siniestro causó, como era de esperarse, la cancelación del V Congreso Internacional de la Lengua Española, que se llevaría a cabo en el puerto de Valparaíso.
Muchas historias rondaron la cancelación de este fallido cónclave, pero si debemos atenernos a hechos concretos, podemos señalar también coletazos positivos. En específico nos referimos a una tríada de antologías de poesía que la editorial Alfaguara tuvo a bien lanzar y colocar en los anaqueles de las librerías hispanoamericanas, y que revisan la obra de nuestros sumos pontífices, de la santísima trinidad de los versos chilenos, a saber Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Nicanor Parra. Tal como sucede con un Mundial de fútbol que obliga a construir estadios de calidad al país que lo aloja, dejando infraestructura de primer nivel a partir de un evento temporal, así sucedió con al menos dos de estas antologías.
Las antologías de Neruda y Mistral (ambas impresas en Perú, curiosamente) eran previsibles. Nuestros dos premios Nobel son -y serán por mucho tiempo-, nuestro rostro literario en el mundo, la tarjeta de visita que nuestra literatura mostrará al querer meterse en los rincones más recónditos del orbe. Lo primero que debemos subrayar de estos dos libros es que son dos ediciones de lujo (y por ende, durables) que se ponen a un precio de venta que es un regalo ($7500 pesos). Cierto es que antologías y libros de Neruda y Mistral están, casi literalmente, en todos lados, la iniciativa de poner a la venta un libro de tapa dura, en papel de alta calidad, con punto de lectura, entre otros detalles que sólo se encuentran en libros que superan los 30 ó 40 mil pesos, es algo digno de aplauso.
Y hasta acá solamente hemos hablado de la dimensión material de estos libros, pues en contenidos, tienen todo lo esperable de una edición que cuenta con el respaldo de la Real Academia Española, esto es, numerosos estudios y comentarios de las obras de Neruda y Mistral, todo con el fin de poner a disposición del esmirriado bolsillo ciudadano materiales de primer nivel para aprender un poco sobre quiénes son nuestros dos premios Nobel de literatura. Un homenaje cabal y útil, mucho más que incluir la efigie de una de ellos en los billetes de cinco mil pesos. Y ya que hablamos de Gabriela Mistral, en su antología es sobresaliente el rescate que se realizó de la prosa mistraliana, muy injustamente a la sombra de sonetos mortíferos o canciones de cuna.
Otro poroto que se anotó Alfaguara fue “Parranda larga” (en rigor, obra y gracia de la omnipotente agente literaria Carmen Balcells, antes que el Congreso de la Lengua), la antología del (anti)poeta vivo más importante de la lengua castellana, Nicanor Parra. Si bien no es una edición tan vistosa como las de Neruda y Mistral, sí es una publicación siempre necesaria, especialmente cuando las obras completas editadas por Galaxia Gutemberg están a un precio privativo (aunque la de Alfaguara bordea los 15 mil pesos), y la más barata selección del FCE requiere actualización. La selección hecha por el argentino Elvio Gandolfo (que confirma que es mejor antólogo que traductor) tiene lo justo, lo necesario y lo último. En resumen, lo suficiente como para darse cuenta del impacto que la poesía de Nicanor Parra tiene en la lengua española, y para ponerle una rúbrica más a una obra que es por lejos sobresaliente no a nivel continental, sino a nivel idiomático.
No cabe que decirle al querido lector que compre estas antologías (haciendo un cálculo rápido, el trío costaría cerca de 30 mil pesos), indispensables en la biblioteca de la dama y el varón, del escolar y del universitario, del chileno.


Pablo Neruda
“Antología General”

Ed. Alfaguara, Lima, 2010, 714 págs.


Gabriela Mistral
“En verso y prosa. Antología”
Ed. Alfaguara, Lima, 2010, 758 págs.

Nicanor Parra
“Parranda larga”

Ed. Alfaguara, Santiago, 2010, 474 págs

*Publicado originalmente en El Periodista N° 190, 14 de mayo de 2010