Silencioso había estado el periodista,
editor y escritor Patricio Jara (Antofagasta, 1974), al menos en el plano de la
ficción, desde el año 2009, cuando se hace notar con sus novelas Prat y Quemar un pueblo. Ahora el antofagastino vuelve con Geología de un planeta desierto
(Alfaguara, 2013). Están de moda las novelas de padres e hijos, y esta es otra
que sigue esos derroteros. La historia la protagoniza Rodrigo, geólogo de
profesión, quien un día recibe la visita de su padre muerto. El libro arranca
con esa premisa para relatar la biografía familiar del protagonista, cuyo
trabajo lo llevó a recorrer el mundo y alejarse de los suyos, hasta que vuelve
a afincarse en Antofagasta.
El grueso de la novela se centra en la
historia del padre, un alcohólico trabajador portuario, y que muere en las
circunstancias trágicas que genera su vicio y en la precariedad de atenderse en
el sistema de salud público chileno. Paralelamente Rodrigo, en la perspectiva
del recuerdo, se prepara para ser él mismo padre con Magaly, la chica con la
que lleva sólo unos meses conviviendo.
La narración tiene dos dimensiones
entrelazadas. La mencionada del padre y el hijo, y otra, la del propio
protagonista. Tan sólo por la primera, ya se puede afirmar que Jara logra una
narración potente, imponente y honesta. Confirmado: cuando los narradores
chilenos dejan de tontear con zombies, vampiros, marcianos, utilería pop, cantantes
y bandas de rock y un millar de variados voladores de luces, y se ponen serios,
los resultados suelen ser fértiles. Éste es el caso, al punto de que es posible
considerar este libro como la mejor entrega que ha hecho Jara hasta ahora. La
narración de la decadencia del padre está lograda, contada fluidamente, sin
lloriqueos ni excesos, y con pureza desgarradora. Tanto así que cuando el texto
se enfoca en la otra línea narrativa, los avatares del protagonista, no se
puede evitar sentir que hay material de relleno, páginas que sobran y que se
cierran con la feliz paternidad de Rodrigo.
Con todo, es difícil deducir de qué va
el centro de la novela, ¿ajustar cuentas con el pasado?, ¿entender a nuestros
padres?, ¿hacer un tracking de
nuestra identidad?, ¿saber quiénes somos, y hacia dónde vamos, a partir de conocer
a quienes nos engendraron y cómo crecimos bajo su ala?, nada queda del todo
resuelto, y he ahí otra gracia de este libro: abre posibilidades, genera
preguntas, haciéndole una finta propicia al melodrama paternofilial.
Geología
de un planeta desierto (un libro con título algo houellebecquiano y con
una portada de color amarillo flojera) es, con todo, una novela estimable,
promisoria y muy bien lograda en una buena porción. Si en el futuro el autor
logra resolver mejor ciertos callejones sin salida que hay en su narrativa,
indudablemente mantendrá el buen nivel mostrado. Tras la lectura de este libro
no quedan dudas de que en Patricio Jara hay capacidad y pasta suficientes para
lograr narraciones más que aceptables, que le permitan sacar la cabeza por
sobre el océano ni fu ni fa que es la narrativa local, como lo ha hecho en esta
ocasión. Veremos si así sucede.
Patricio
Jara
“Geología
de un planeta desierto”
Alfaguara,
Santiago, 2013, 129 págs.
0 comentarios:
Publicar un comentario