viernes, 22 de noviembre de 2013

Lemebel concentrado



Dentro de los hitos editoriales del año de seguro contará la aparición de Poco hombre (Ediciones UDP, 2013), la primera antología de las crónicas de Pedro Lemebel, preparada por el crítico español Ignacio Echevarría y que pone a disposición del lector un conjunto selecto de la obra de uno de los mejores cronistas iberoamericanos de la actualidad, recientemente condecorado con el Premio Iberoamericano José Donoso, que entrega la Universidad de Talca.

Pedro Lemebel posee características que en el grueso de los escritores locales –narradores sobre todo- son inexistentes. Una de ellas es una destreza única en el manejo del lenguaje, a tal nivel que sólo destacar el talento es quedarse corto, pues Lemebel crea una lengua en sus crónicas, enriqueciendo el acervo de palabras con términos rescatados del arrabal. En este libro puede leerse con un sentido histórico doble, el del Chile de los últimos 40 años, en paralelo a una historia personal. La selección de Echevarría a partir de los siete libros de crónica de Lemebel se puede revisar como una historia del Chile que se pasa por alto, el que estaba ahí cuando elegimos mirar para otro lado. Lemebel repasa el acontecer nacional en su estilo, sin ningún tipo de freno y con una consecuencia única. Una historia contigua a la del propio autor, hecha de sexo e intimidad sucia, de miedo y discriminación, de SIDA, responsable de tantas muertes como los aparatos represores, de la pobreza y humor de la barriada, de la música AM como ruido de fondo.

Lejos de ser un fenómeno, Pedro Lemebel es una voz persuasiva en permanente indignación que se ha mantenido vigente durante más de dos dec﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽o Lemebel es una elocuente voz de denuncia que se ha mantenido vigente durante mécadas. La valentía antes mencionada, bastarda y sucia, permite esa presencia en un país donde el conservadurismo del paisaje y el discurso vacío de la corrección política han contribuido para articular un discurso complaciente (en este sentido, la ya legendaria crónica “Las orquídeas negras de Mariana Callejas” viene al dedillo). Mapuches, detenidos desaparecidos, homosexuales, los desposeídos, esos son los personajes lemebelianos que adquieren voz en su croniqueo marica sustentado en la oralidad callejera y escrito con violencia en respuesta a la violencia.

Volviendo al prólogo de Echevarría, se habla ahí de un barroquismo, de estrategias retóricas, conceptos que parecieran llegar desde el Polo Norte al parangonarlos con la obra lemebialina. Es casi el mismo efecto que se palpa al comparar la obra de Lemebel con escritores carentes de fuerza y profundidad, o siquiera mínimo talento como Pablo Simonetti. Echevarría habla también de seducción, y ahí también acierta, pues Lemebel seduce, aunque no hace escuela. Lo importante: la selección que hace el antologador de Nicanor Parra cumple al orientarse por una de las claves que jalonan su obra, el construir el panorama urbano y social, que se ha transformado en una historia paralela, honesta y original del Chile reciente.

Tal como en Pedro Lemebel no hay medias tintas, tampoco en su obra hay puntos bajos. Hay un océano de pasajes que escoger: “Y así se fue la loca en la noche payasa, de árbol en árbol, corriendo y zapateando, escondiéndose y temblando, mientras cruzaba la ciudad sitiada con el corazón en la mano y el poto sucio goteando las calles fúnebres de la dictadura”. O éste: “Y con esta misma boca que canta el ave maría rocé la calva malva de ese durazno rosa, apenas palpé con los labios la piel áspera de esa carne viva, palpitante en las pequeñas venas que urgían reventar el cuero de aquel enorme mango jugoso”.

 En Chile nadie dice lo que dice Pedro Lemebel, ni nadie dice nada como lo dice Pedro Lemebel. No es difícil llegar a estas conclusiones tras revisar Poco hombre, una antología esencial en la que el autor, al contrario que el grueso de los rebuscados narradores nacionales “con una flor estilográfica en el ojal mezquino de la solapa”, destila claridad, memoria, arrojo y humor mezclado con tristeza, elementos que describen a uno de los puntos más altos de nuestra literatura.





Pedro Lemebel

Poco hombre

Ediciones UDP, Santiago, 2013, 280 págs.

*Reseña publicada: http://bit.ly/PocoHombreLUN

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