jueves, 28 de noviembre de 2013

Otro día más blanco



El último libro del poeta y Premio Nacional de Literatura, Raúl Zurita (Santiago, 1950), tiene un título que sabe a espejismo: Nuevas ficciones. A esto también ayuda el hecho de que LOM lo edite en una colección de narrativa. Lo cierto es que en este libro de Zurita tenemos lo que Zurita sabe hacer mejor, o quizás lo único que sabe hacer, poesía. Esto, que no es mala fe o error de la editorial, ya sucedió en 1999 cuando apareció El día más blanco, un libro que se anunció como novela, pero que no podía ser otra cosa que poesía.
            No es nada raro que estas ficciones nuevas sean la continuación de aquel día más blanco, ya que las intenciones, el lenguaje, los temas, la introspección, el recuerdo y la biografía, las imágenes, vuelven a ser los pilares de esta escritura. Así las cosas, da la impresión de que Raúl Zurita no puede evitar ser poeta, y que cualquier lenguaje que forje sea poético. De todas formas, esto es un ítem menor, con la salvedad, tal vez, de que esta estrategia de escritura no es nada nueva, ni mucho menos “un homenaje a Ficciones de Borges, [que] desafía las fronteras que separan la narrativa de la poesía”, ni “un nuevo género” como se publicita en la sobregirada contratapa del volumen.
            En este libro, compuesto de ocho capítulos y un epílogo, vemos cómo el poeta reúne y dispone al diálogo imágenes, recuerdos, flashazos autobiográficos, voces entrecruzadas, violencia sexual y política. Todo esto en las escenografías colosales que le conocemos de sobra a Zurita: el mar, el desierto, los salares, el cielo, pero también la capital de mediados del siglo pasado (por ejemplo, se repiten las menciones a Carlos Ibáñez del Campo).
            Si en El día más blanco Zurita desplegó la visión de mundo de un adolescente y sus desgarros frente a un mundo en el que buscaba un lugar, en Nuevas ficciones hay desvío hacia lo onírico y es desde esa clave que el autor desata el flujo escritural, la traducción de la mirada en lenguaje, un lenguaje caudaloso, torrencial. Con todo, hay guiños a la actualidad: “Era un océano de tipos que llenaban de lado a lado la Alameda. Miles y miles de fascistas que bajaban desfilando desde los barrios altos hasta el Diego Portales, mientras que a unas pocas cuadras, interminables filas de buses esperaban el final del acto para llevar de vuelta a los acarreados a las poblaciones. Me dije que nunca hubiese creído que los fachos fueran tantos (…) Al darme vuelta para alejarme, oí el estrépito de las rompientes y la voz chillona de Pinochet que se iba apagando en el sonido del mar”.
            Nuevas ficciones es un libro continuador de El día más blanco también en su carácter de resistencia, de espejo memorial de un trauma pasado y de un dolor presente. Una respuesta al dolor, la violencia, la demanda de tregua con los viejos fantasmas. Una respuesta, quizás, a la oscuridad del túnel de los Sueños de Akira Kurosawa, desde donde emergen soldados que no saben que están muertos, y una respuesta al gemido de miles de muertos quejumbrosos y visibles que son el mar.


Raúl Zurita

Nuevas ficciones

LOM, Santiago, 2013, 113 págs.

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