Alguna vez se dijo
que la Primera Guerra Mundial sería la guerra que pondría fin a todas las
guerras, y dada la magnitud de sus alcances, eso parecía, aunque al final, no
fue así. Solamente inauguró una nueva forma en la cual los países se
enfrentaban, caracterizada por lo brutal, por lo inopinadamente destructivo,
por el borrado absoluto del honor que caracterizaba a los enfrentamientos
armados hasta antes de 1914.
En el marco de la conmemoración de
un siglo de la masacre –y en medio de la proliferación de volúmenes sobre la
trifulca-, el libro 1914-1918. La
historia de la Primera Guerra Mundial, del profesor de historia David
Stevenson, quien ha dedicado la totalidad de su vida académica a estudiar la
Gran Guerra. Sin ir más lejos, Stevenson ha escrito otros libros sobre el tema,
pero éste opera como una síntesis, y a la vez como una ampliación del área de
estudio. Stevenson se hace cargo de las causas del conflicto y revisa el
desarrollo de la guerra de forma razonablemente enciclopédica. En este último
sentido, este voluminoso texto de casi novecientas páginas presenta tesis conocidas
sobre la Primera Guerra Mundial, así como análisis al panorama general.
Antes
que ofrecer nuevas luces sobre la catástrofe, David Stevenson concentra
esfuerzos en hacer un repaso detallado de lo sucedido, a partir de la revisión
de una copiosa cantidad de fuentes, información que luego es presentada de
forma ordenada y fácilmente accesible, con la temporalidad como criterio. Con
todo, Stevenson no es condescendiente, especialmente a la hora de analizar el
rol de los gobernantes de los países en pugna, quienes sí estaban al tanto de
las consecuencias de un conflicto, y que también lo buscaban. No por nada el
autor señala que es importante recordar el 11 de noviembre, día del armisticio
en 1918, porque puso fin a una hecatombe que fue creada por los hombres, como
políticas de estado. Hacia el final del primer capítulo, “La destrucción de la
paz”, Europa se había dividido en dos bloques armados hasta los dientes con
armas de última tecnología y poder destructivo. Una apuesta proguerra en la que
ambos bandos perdieron, y en grande, y de la que solamente fue posible salir
luego de un agotamiento extremo de los países en conflicto, sobre todo Alemania.
Aún
cuando Stevenson revisa escenarios conocidos (El frente occidental y sus
cientos de kilómetros de trincheras, entre otros) el autor también toma en
cuenta otros teatros de operaciones, como el frente oriental, así como aspectos
más inopinados, como el seguimiento de la posguerra hasta 1945 y la consiguiente
ligazón con la Segunda Guerra Mundial, de la cual la Gran Guerra es su legado.
Las
hostilidades finalizaron y el mapa europeo había cambiado, así como los
equilibrios de poder a nivel planetario. Diez millones de vidas de soldados se
perdieron y este libro, muy de concierto con esa oscura estadística, es un
recordatorio de la insensatez irreparable que puede ser la guerra.
David Stevenson
1914-1918.
La historia de la Primera Guerra Mundial
Debate, Buenos
Aires, 2014, 896 págs.
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