viernes, 10 de octubre de 2014

Narraciones de la vida


Al enumerar a los exponentes más conspicuos de la literatura argentina actual el nombre del narrador y poeta superventas (en dos meses se agotaron tres mil libros de su antología poética Horla City) Fabián Casas es número puesto. Si bien en Chile sus libros no circulan masivamente, y las noticias de su existencia llegan casi a cuentagotas, Casas ha logrado ganarse un lugar y el interés lector de este lado de la cordillera, donde aterrizó en 2011 con la edición chilena de su novela Ocio.
En el ensayo este hincha de San Lorenzo de Almagro también ha descollado, con libros de nombres particulares y quitados de bulla como Ensayos bonsái y La supremacía Tolstoi y otros ensayos al tuntún. En esta ocasión Casas vuelve al ensayo y vuelve a ser editado en Chile con la compilación La voz extraña, cuya edición estuvo a cargo de la periodista argentina Leila Guerriero. El volumen es una antología compuesta por textos de diverso origen, tanto de sus tres libros de ensayo, así como de columnas de prensa, ponencias académicas e incluso epistolarios digitales con otros escritores. Como sucede con Casas, el libro carece de un orden estricto, incluso carece de cualquier orden, dado que no hay un prólogo que explique el criterio de selección de los textos o su disposición al interior del compendio.
El atractivo de la literatura de Fabián Casas se cimenta en una habilidad poco común: convocar y hablar en el texto sobre cosas que parecen estar muy lejos entre sí, y sin tropezar en el ejercicio. Por ejemplo, el autor trae a la mesa el cine de Francis Ford Coppola, la rutina de trabajo del filósofo Baruch Spinoza, las gambetas de Daniel Bertoni a la dictadura argentina. Todo eso en una coctelera donde también el autor abre un espacio a la ternura, a lo íntimo, como cuando Casas habla de su padrino. El propio autor da algunas pistas sobre las fuentes de su escritura: “En cada bar, en cada bar, oficina o dormitorio o plaza, hay alguien relatando el gran sermón de la montaña, sólo hay que tener el oído atento y el estado de atención para hacerse escribir. Somos narraciones de la vida. Cuando el relato se estanca, nos enfermamos y morimos”, un análisis que convive en la página del frente con salidas de esta laya: “No le pidamos peras al olmo: El Papa no puede aprobar el aborto porque es el gerente de contenidos de la Iglesia Católica y labura de eso”. Todo lo anterior se entremezcla con perfiles literarios en los que se despacha frases como ésta: “Si el guiso estaba hecho con pedazos de Shakespeare y la Biblia, el aderezo era el whisky. El whisky era la puntuación que encontró Faulkner para hacer más soportable la vida”.
Engañosamente, los títulos de libros de ensayo de Fabián Casas tienen palabras que tienden a bajar el perfil, a sacudirse una pétrea solemnidad, como bonsái (por la brevedad) o “al tuntún”, cuando lo que se puede extraer de La voz extraña es una demostración de lucidez de su autor y la capacidad de echar mano a un amplio sistema de referencias -predominantemente pop- que dan cuenta de una profundidad fresca y poco frecuente. La lectura de este conjunto de textos de Casas es, en casi su totalidad, feliz por la convivencia en sus páginas de una erudición suavizada con la cotidianidad del futbol o del rock and roll. Una prosa que exhorta con una sinceridad sazonada con humor y la cercanía de la conversación.
La voz extraña es la prueba de que Fabián Casas logra una obra ensayística con una textura bien definida, al agitar lecturas, mundo privado, política y sabiduría de cancha. Una ensayística que convence y encanta.


Fabián Casas
La voz extraña
Ediciones UDP, Santiago, 2014, 198 págs.

*Reseña publicada: http://bit.ly/CasasLUN

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