viernes, 18 de mayo de 2007

El Súper Estrella de Chile

Raúl Zurita (Santiago, 1951) da que hablar, de eso no cabe duda. Así fue en el pasado, y así ha sido también ahora en lo que va corrido de siglo XXI, desde el bullado otorgamiento que se le hizo del Premio Nacional de Literatura en el año 2000, pasando por la publicación de su libro “Poemas Militantes”, la antología “Cantares” -que también fue comidillo de aquellos que desafortunadamente nunca faltan, y gozan echándole pelos a la sopa-, hasta el público anuncio del autor del cese de su actividad literaria, dado el mal de Parkinson que lo aqueja.
A la luz de estos hechos, quizás ha sido una movida más que inteligente la reedición de “Purgatorio” por parte de las ediciones UDP, uno de los volúmenes más trascendentales de la obra de este poeta, y que no da pie a ningún tipo de ruido o habladuría extraliteraria. Es que este libro, publicado originalmente en 1979, es la materia prima con la que Zurita basó buena parte de su producción literaria posterior, y que es la mejor del ex CADA.
En Purgatorio se percibe, casi en estado salvaje, la acertada combinación de arte, poesía y desgarro. Y es que en los “libros dantescos” del autor (este, más Anteparaíso y La Vida Nueva), Zurita intenta la reconstrucción propia, un acto que además de destreza literaria, requiere de una buena cuota de valentía. Decir que este libro es un testimonio es, a la vez, verdadero y mezquino. Verdadero porque sí, el autor se vierte por completo en el texto, traslada su interioridad doblegada al papel; y mezquino, pues decir solamente que es un testimonio es tener la vista más que corta, pues Purgatorio es, por sí solo, y también en unión con Anteparaíso y La Vida Nueva, un ensemble que forma parte de las páginas poéticas más relevantes de la poesía chilena de las últimas décadas, junto con “La Ciudad” del recordado Gonzalo Millán, y la poesía de Juan Luis Martínez. Y esto no es porque se diga en estas líneas, sino que se ve claramente en la obra de poetas harto posteriores a Zurita. Por ejemplo, en una gota de sangre “poética” de autores como Héctor Hernández Montecinos, fácilmente se pueden rastrear plaquetas y glóbulos verbales que llevan inscritos el ADN de poemas como “El Desierto de Atacama” o “Pastoral de Chile”.
Se intuye –y se espera-, que los próximos volúmenes a publicar serán, efectivamente, las reediciones de Anteparaíso y La Vida Nueva; sería la jugada obvia, puesto que, antes que publicar libros nuevos de Raúl Zurita, mucho mejor es reeditar sus antiguos (sandías caladas, si se quiere), aquellos que superaron por sí solos, con gran y novedosa poesía, todas las acciones de arte, mejillas quemadas, prólogos de antologías, galardones cuestionados y dimes y diretes en general, y que pusieron a Raúl Zurita en el lugar que hoy ocupa, bien al centro de la poesía chilena, y con buenos argumentos, como este Purgatorio, que ha nacido de nuevo.



Raúl Zurita
“Purgatorio”
Ediciones UDP, Santiago, 2007, 61 págs.



*Publicado originalmente en El Periodista N° 128, 18 de mayo de 2007

sábado, 5 de mayo de 2007

Entre el bife chorizo y milonga

Hace no mucho tiempo está en librerías el libro que reúne los cuentos completos del escritor argentino Antonio Di Benedetto (1922-1986). Esto, para quienes tienen nociones acerca de las grandes plumas de Latinoamérica, podrá ser algo medianamente comprensible; pero para el gran público no significa mucho. Pues bien, sépase que la aparición de este libro (o en estricto rigor su cruce de Los Andes) es un importante hecho editorial, que abre a los chilenos la posibilidad de conocer a uno de los autores más singulares la literatura contemporánea de nuestro continente. Esto último va especialmente dedicado a quienes pasarán los días feriados venideros (lunes 21 de mayo ad portas) en Buenos Aires, Mendoza u otra ciudad trasandina. Si bien el libro de Di Benedetto está acá, su alto precio lo hace casi sólo accesible, no a los más adinerados, sino a aquellos fieles que no ven en un alto desembolso de dinero un obstáculo para llegar a la literatura que ansían. En resumen, si usted es uno de los afortunados que paseará por las librerías de calle Corrientes, tenga en cuenta, entre el bife chorizo y el partido de Boca o River, a Antonio Di Benedetto, editado por Adriana Hidalgo editora.
¿Por qué debería el lector interrumpir los capelettis, la pizza o la compra de la prenda de cuero? ¿por qué debería el lector fijarse en este periodista mendocino, que fue secuestrado y luego encarcelado por agentes de la dictadura militar argentina en 1976? Pues una de las respuestas que saltan espontáneas ante estas preguntas es que Antonio Di Benedetto fue un escritor que abrió nuevos territorios en la literatura, a la altura de un Arlt e incluso un Borges, sin recibir en vida los reconocimientos que bien merecía; los que llegan, en no poca medida, con la edición de estos Cuentos Completos.
Admirado por Roberto Bolaño (quien se basó en Di Benedetto al crear al protagonista de su célebre relato “Sensini”), Antonio Di Benedetto creó una narrativa exacta, efectiva y potente como pocas. Lacónica, sin hacer perder el tiempo con embelecos ni florituras, sus novelas (donde sobresale “Zama”) y estos cuentos son el reflejo de lo sorprendente y tremendamente renovadora que puede ser la obra de un escritor en evolución constante, además de confirmar que la mayoría de los mejores narradores del siglo XX nacieron allende los Andes. En Argentina, las reediciones de la obra de este autor fueron recibidas con la felicidad de un deseo largamente postergado. En Chile idealmente debería suceder algo similar, pues se pone al alcance del lector uno de los más trascendentales autores de la lengua castellana de las últimas décadas. Basta y sobra para tenerlo en cuenta entre el alfajor Havanna y la milonga en La Boca.



Antonio Di Benedetto
“Cuentos completos”
Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2006, 705 págs.



*Publicado originalmente en El Periodista N° 127, 4 de mayo de 2007