Tal
vez el despreocupado lector, si tiene buena memoria televisiva, recordará el
programa de TVN “Algo habrán hecho por la historia de Chile”, conducido por el
actor Francisco Melo. Su cómplice en esa aventura bicentenaria de pantalla
chica era el historiador Manuel Vicuña, quien en pantalla esquivaba imaginarios
flechazos mapuches y se guarecía con Melo bajo el caballo de Pedro de Valdivia.
Antes Vicuña transitó por temas como la belle
epóque, los grandes oradores de esta tierra, el espiritismo y la biografía
de su lejano e ilustre pariente, Benjamín Vicuña Mackenna. Con Fuera de campo, el turno ahora es de los
escritores, pero no los del archiconocido equipo titular, sino de aquellos a
quienes ni siquiera les avisaron a qué hora era el partido. El libro se compone
de siete retratos de los autores Carlos Pezoa Véliz, Tancredo Pinochet, Joaquín
Edwards Bello, Marta Vergara, Alfredo Gómez Morel, Eugenio Lira Massi y
Mauricio Wacquez
Aún cuando el autor luce chapas que pueden
intimidar, como su doctorado en Cambridge, el libro se deja leer con una agradable
facilidad y rapidez, gracias a la talentosa y suelta pluma de Vicuña. A cierta
altura, estas sabrosas estampas hacen preguntarse a quien lee por qué estas vidas
tan bien delineadas no ocuparon un lugar más feliz en la historia literaria de
Chile, o ni siquiera rebasaron la mención en viejos manuales de castellano. En
la nota que antecede a estos perfiles, el autor estipula claramente que las
líneas que guiarán el volumen son el inconformismo y la excentricidad. Vicuña
cumple a cabalidad con lo prometido, entregando siete biografias detalladas,
exhaustivas y compuestos con un lenguaje que, a diferencia de otros cronistas
con más cartel y menos destreza, evita la cursilería, la vaguedad o el relleno
inconducente a la hora de describir.
Manuel Vicuña balancea casi a la
perfección la investigación profunda de las biografías con un lenguaje que
incorpora una sana cuota de expresiones coloquiales. De esta forma, el autor
hace una iluminación tan loable como entretenida de vidas de escritores
oscurecidos por el olvido de la academia o de las modas. Vicuña le saca el jugo
al malditismo borracho de Carlos Pezoa Véliz o bien hace visibles relaciones
locas, como pasa con Tancredo Pinochet, un entusiasta del progreso capitalista
con sabor norteamericano. Imposible no acordarse del Joaquín Lavín de La revolución silenciosa, ese libro que,
entre otras cosas, señalaba un cambio de época, donde el empuje individual en
un entorno de libre mercado eran la receta del éxito.
Un rasgo que une a los escritores que
Manuel Vicuña retrata es que han perdido su lugar o bien nunca lo encontraron.
Marta Vergara fue un ejemplo de ello, y su inconformismo estructural ante lo
establecido, o como Eugenio Lira Massi que no tenía empacho en ridiculizar políticos,
o como Joaquín Edwards Bello tal vez el desclasado más célebre de la literatura
chilena.
Involuntariamente, Fuera de campo crea un problema bien bonito. Más bien lo hace la
muy seductora prosa de Manuel Vicuña: ¿dónde encontrar los libros de estos
autores retratados con tanta habilidad y que han sido presentados como seres
irresistibles y magnéticos?, con Joaquín Edwards Bello o Mauricio Wacquez no
hay problema, el quehacer editorial ha subsanado esas ausencias, pero no pasa
lo mismo con Tancredo Pinochet, Eugenio Lira Massi o Marta Vergara. Tal vez
habrá que esperar a las inquietas editoriales independientes a que hagan esos
rescates pendientes, tal vez sea el mismo sello Hueders el que se encargue de
eso. Quién sabe.
Manuel
Vicuña
Fuera de campo
Hueders,
Santiago, 2014, 156 págs.
*Reseña publicada: http://bit.ly/FueradeCampo
0 comentarios:
Publicar un comentario