lunes, 15 de enero de 2007

Pidiendo Pista

La muerte ronda por los alrededores de la poesía chilena. Se han dado en los últimos meses algunas “bajadas de cortina” de vates de renombre, y coincidentemente premiados con el máximo galardón de las letras criollas. Uno de ellos es Raúl Zurita, pero en ese caso la caída de telón es totalmente comprensible dada la notoriamente menoscabada salud del autor de Anteparaíso (basta revisar su turbadora entrevista con Cristián Warnken en “Una belleza nueva”), pero en el caso del “poetícola” (como le gusta llamar a los poetas) Armando Uribe ya el tema es más un emborrachamiento de perdiz más que nada. Una suerte de “Pedrito y el lobo” hecho poesía.
Si bien varios de los incondicionales adeptos del desdentado abogado temen un deceso inminente (claramente el hombre no es inmortal), Uribe (o quizás sus editores) ha sabido aprovecharse del pánico para sacar al mercado cuanto poema, escrito o garabato tenga atesorado en su departamento ubicado frente al Parque Forestal. Así, LOM suma un libro más al abultado repertorio que existe del Premio Nacional de Literatura 2004 en nuestras librerías con “De Muerte”, un diario en verso donde el autor vuelve a escribir sobre lo que ha escrito hasta el hartazgo en estos últimos años (especialmente en la última década en adelante, cuando se deja de mandarle cartas abiertas al dictador y al presidente de turno para zambullirse en la poesía), esto es, la muerte y la constante autoflagelación de su precaria condición humana y mortal, siempre con el mismo expediente, el mismo estilo de verso, siempre con Catulo en el horizonte y siempre causando el mismo efecto. Decir “más de lo mismo” no es enteramente correcto, pues, mal que mal el autor es un poeta que tiene altura en la poesía chilena, pero pega en el palo.
Al paso que vamos, este será solamente uno más de las decenas de libros por venir que se publicarán de la poesía de Armando Uribe, un poeta que en su obra “pide pista” a gritos, pero que, dada ya la sobreabundancia de nuevos títulos que salen periódicamente al pequeño ruedo literario nacional, pareciera estar más vivo que nunca. Pero ojo, no sucede ni lo uno ni lo otro. Pero los libros quedan, y de Armando Uribe quedarán bastantes.


Armando Uribe
“De nada. Diario en verso”
LOM, Santiago, 2006, 183 págs.


*Publicado originalmente en El Periodista N° 121, 12 de enero de 2007

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