Decía
Gabriela Mistral de los mapuches: “Ellos fueron despojados, pero son la Vieja
Patria”, un sentimiento parecido aloja en su seno el activista y periodista
Pedro Cayuqueo, uno de los portavoces más conspicuos de esa Araucanía “que ni
vemos ni mentamos”. Dueño de un estilo distintivo de escritura, abundante en brío,
puntos seguidos y ciertas muletillas, Cayuqueo ha conquistado un lugar en la
intelectualidad chilena, poniendo en la palestra, a través de columnas en
prensa, la actualidad, las demandas y deudas pendientes que existen con ese
mundo ubicado al sur del Biobío. Esas columnas de prensa son el insumo
principal de los libros que ha publicado el autor, y, por cierto, de su última
entrega Esa ruca llamada Chile.
Aún cuando el libro contenga un
subtítulo que califica estos textos como crónicas, en estricto rigor no lo son,
son columnas publicadas en La Tercera,
The Clinic y el periódico Azkintuwe -fundado por el propio
Cayuqueo-, que abarcan el espacio temporal entre septiembre de 2012 y julio de
2014, desde las postrimerías del gobierno de Sebastián Piñera, las elecciones
de 2013 y el primer año de la nueva administración de Michelle Bachelet.
La temática del libro tampoco es
difícil de adivinar, los avatares tanto históricos como contemporáneos de los
mapuches, derroteros estampillados por la violencia y la represión policial,
así como la incomprensión e ignorancias chilenas sobre lo mapuche, y el miedo
de parte de los wingka hacia quienes
forman parte de un pueblo que, según cifras del cuestionado censo 2012,
ascendería a más de un millón y medio de personas. Así las cosas, este libro
entrega herramientas suficientes como para paliar ese lamentable estado del
arte, en específico lo que se refiere a la desinformación y la inopia que
reinan en el Chile actual respecto de la cuestión mapuche.
Cayuqueo echa luces y hace un
servicio al mantener no solamente visibles las cuestiones urgentes, sino
también al desmentir ese entramado informativo que tiene a la Araucanía como un
Afganistán donde el terrorismo, como los canelos, sería parte del paisaje. Además
de desnudar las infamias que rodean todo el affaire
mapuche, Cayuqueo repasa episodios no
ubicados en el Wallmapu, a saber el
contubernio homofóbico entre el periodista Andrés Caniulef y el actor Daniel
Alcaíno, o el orgullo de raza del futbolista Jean Beausejour Coliqueo, o el
recuerdo que hace el autor de Pascual Pichún y Nicolasa Quintremán, textos que
matizan el reporte de la obscenidad de los gobiernos de Sebastián Piñera y
Michelle Bachelet, los que, según el autor, han contribuido a la militarización
y criminalización de la Araucanía en el caso de Piñera, mientras que al hablar
de la actual mandataria, Cayuqueo no trepida en señalar que sus manos están
manchadas de sangre por muertes como la de Matías Catrileo.
El análisis que hace el autor y las
soluciones que postula tienen un destino poco feliz. Esto porque los problemas
están tan enquistados en la historia y lo necesario para resolverlos exige un
cambio cultural y una voluntad política monumental de parte de los
involucrados. De todas formas Esa ruca llamada Chile revela problemas,
pero también deja sueños y esperanzas, “Que el diálogo y la necesaria
reparación histórica den paso a una comunidad regional integrada, donde lo
mapuche no sea un lastre ni lo foráneo una amenaza para la cultura local. Que
los colonos salgan de sus guetos. Que los mapuches aprendamos a otorgar al otro
aquel respeto que tanto demandamos para los nuestros. Llamados estamos a
convivir. Y a construir comunidad juntos”.
Pedro
Cayuqueo
Esa ruca llamada Chile y otras crónicas
mapuches
Catalonia,
Santiago, 2014, 230 págs.
*Reseña publicada: http://bit.ly/CayuqueoLUN
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